La biocompatibilidad evalúa cómo interactúa un dispositivo médico con el cuerpo, incluidos los materiales y cualquier residuo de fabricación o esterilización que pueda causar respuestas biológicas dañinas durante el uso previsto.
Una evaluación completa confirma que el dispositivo terminado no desencadenará irritación, sensibilización ni efectos sistémicos. Cuando este trabajo se pasa por alto o queda incompleto, los pacientes enfrentan riesgos biológicos evitables y los fabricantes enfrentan retrasos regulatorios, fallas en pruebas, rediseños y posibles retiros del mercado.
ISO 10993 proporciona el marco para una evaluación biológica basada en riesgos. Ayuda a determinar qué requiere pruebas y qué puede sustentarse con datos existentes. Un programa de biocompatibilidad bien planificado ayuda a construir un caso defendible de seguridad biológica para presentaciones ante la FDA, el EU MDR y autoridades globales.